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Activistas realizaron una protesta frente al CEMIC por la liberación de los animales en cautiverio para experimentos científicos

Decenas de activistas ambientalistas y defensores de los derechos de los animales se congregaron al mediodía de este sábado en las puertas del CEMIC de Saavedra. El motivo fue pedir por la liberación de los animales que se encuentran en cautiverio en el centro de salud, donde funcionaba un área de experimentación científica. Denuncian que hay 65 monas allí, que se están "muriendo".

La convocatoria la lideró el grupo "Antiespecista Zona Oeste", una de las ramas que tiene el movimiento defensor de los derechos de los animales. Allí se acercaron para exigir al CEMIC que libere a los ejemplares que integraban el bioterio cerrado en 2022. De acuerdo a su denuncia, hay 65 monas en esa situación, que "nunca vieron la luz del sol" hace décadas.

 

"Con el tiempo serán cada vez menos las vidas que podamos liberar de este centro de esclavitud", lamentaron, haciendo foco en que hay monas que han fallecido desde que empezaron a hacer el reclamo, hace algunos años. Los activistas denunciaron complicidad del personal del centro de salud de Avenida Galván, quienes "redactaron una carta justificando su trabajo y que mantienen bien a las esclavas que hace más de 20 años explotaron en nombre de la ciencia". Y aseguran que "sus cuerdas vocales fueron cortadas para que no puedan expresar su sufrimiento".

 

"Nada justifica el uso de sus cuerpos. Repudiamos toda explotación animal. Exigimos reubicación y liberación inmediata" , agregan. En la convocatoria, se acercaron pancartas que decían "Liberación animal", y con la consigna "Antiespecismo es justicia". En los semáforos, repartieron volantes a los automovilistas que pasaban por el lugar.

 

Como informó este periódico, el cierre del centro de experimentación se dio en noviembre. Estaban allí albergados monos ejemplares de la especie Cebus Apella y de la Macaca Fascicularis con los que se realizaba varios experimentos. Se encontraba funcionando desde 1983, con la colaboración de la Organización Mundial de la Salud como parte del Centro de Investigaciones en Reproducción Humana y Experimental (Cirhe).

 

En 2021 el centro había dejado de funcionar aunque los primates seguían viviendo allí. En aquella oportunidad,Teresa Manzur, encargada del lugar, había declarado que los primates serían trasladados a un lugar acorde al medio natural que necesitan para desarrollarse y no permanecer en jaulas con luz artificial. Las organizaciones activistas plantean que esto aún no se llevó a cabo.

 

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