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De Villa Urquiza al mundo

Maximiliano Rescia se crió en el barrio, surgió y brilló en el club Pinocho y hoy se desempeña en el futsal europeo. Juega en España y es referente de la Selección Argentina, con quien ganó un Mundial.

 

Lejos de “ser de madera” (como se denomina en la jerga futbolera a los que no tienen ni el don ni las virtudes acordes), Maxi -33 años- se formó futbolísticamente en Pinocho, club ícono del futsal argentino situado en Manuela Pedraza al 5100, lugar donde además supo destacarse para llegar a ser un jugador de elite dando el salto a Europa y a la selección nacional.

PINOCHO, el patio de su casa

Desde España y a la distancia, en una charla con nuestro periódico recuerda su infancia y sus inicios: “Nací en Coghlan, pero me crié en Villa Urquiza, ya que toda mi etapa de colegio la hice en el S.A.F.A (Sagrada Familia). Mis amigos eran y son, en la gran mayoría, del barrio. Eso me hizo ir a probar suerte a Pinocho, a los 15 años. Hice una prueba con mi entrenador Sebastián Corazza, con quien con el tiempo fuimos compañeros en Primera División. Él me aceptó y ahí arranco mi historia con el club y con el deporte”.

Con toda la nostalgia que conlleva vivir en el exterior, y más en esta época de pandemia, confiesa que “en Pinocho tuve una época increíble, tanto en lo personal como en lo deportivo. En Quinta ganamos uno de los dos campeonatos anuales y en Cuarta fuimos bicampeones invictos, lo que hizo que me llamaran a la Selección Sub 20, con solo 17 años. Y de ahí subí directo a Primera, donde ganamos cinco campeonatos más; pude jugar tres Copas Libertadores y obtuvimos prácticamente todo lo posible en el país”.

 

EL VIEJO CONTINENTE, destino cantado

 

Tantos títulos, tanto talento y tantas buenas actuaciones hicieron que tenga que armar las valijas para llevar su fútbol a Europa. Primero pasó por Italia, donde jugó siete temporadas en Napoli y Pescara, entre otros equipos, y actualmente forma parte del plante del Levante español.

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SUEÑO CELESTE Y BLANCO, el sueño del pibe

 

Su historia con el equipo nacional arranca en el combinado Sub 20, para después desembarcar en la Mayor, donde es parte de las convocatorias desde hace 12 años, casi ininterrumpidos, con más de 150 presencias, tres Mundiales, tres Copas Américas y cuatro Eliminatorias. Cabe destacar que en 2016 tocó el cielo con las manos al consagrarse como campeón del mundo.

“Sin dudas la alegría más grande es vestir la camiseta argentina. Es una sensación inexplicable, una mezcla de ´volver´ a mi país por un rato, de representar a los míos, de orgullo por lo que somos y de querer dejar a lo mío de la mejor manera posible, en cualquier parte del mundo donde me toque representarlo”, admite.

 

LITUANIA 2020, la cita cancelada

Este año iba a realizarse el Mundial, que por la pandemia ha sido postergado para el 2021. “Teníamos y tenemos ganas de ir a defender lo nuestro, y demostrar que no fue casualidad, que estamos para pelear con cualquiera y que con esta línea de trabajo que se viene haciendo hace varios años, sumando a la calidad de los jugadores que hay, más el sentido de pertenencia que tenemos los argentinos, podemos y tenemos que ser potencia”, afirma.

Esta es la historia de un pibe con el sello de un club de barrio y con prestigio internacional. Maximiliano Rescia, de Villa Urquiza al mundo.