Luego de haber obtenido el 40% de los votos en las elecciones legislativas de octubre, el macrismo se sintió con la confianza suficiente para retomar su vieja idea de como debe ser la descentralización y envió un proyecto a la Legislatura porteña que busca modificar la Ley de Comunas (1.777). Los cambios propuestos, devalúan a la Junta comunal, recorta competencias exclusivas y diezma el poder de los Consejos Consultivos formados por vecinos y organizaciones.
Un tiempo antes de que el PRO sea gobierno en la capital, una de sus espadas, Rodrigo Herrera Bravo, se jactaba en una entrevista que le hacíamos junto a un colega "El cuco privatizador va a ser el que va a implementar las comunas".
La realidad es que fue así pero obligados por la justicia, tras los amparos presentados por vecinos organizados debido al incumplimiento del la Constitución local y la Ley 1.777. Tras la embestida judicial, el macrismo llamó a las primeras elecciones comunales en junio del 2011.
Herrera Bravo no ocultaba como era la idea sobre la descentralización porteña en el seno del PRO "Un cuerpo colegiado de siete tipos de partidos políticos distintos para gobernar una comuna, no sirve, se van a terminar matando", disparaba.
Los constitucionalistas del año 94' que dieron origen a la carta magna local pensaron en ese cuerpo colegiado como un "mix" entre el poder ejecutivo y el legislativo. La idea era precursora en el mundo y la realidad es que había que ver como funcionaría en la práctica.
A casi dos años de que se votaron las primeras juntas comunales, y más allá de la falta de presupuesto, en nuestra comuna (la 12) se ve una junta totalmente disgregada que está muy lejos de trabajar en equipo, dejando banderias políticas de lado en pos de los vecinos. La desconfianza "reina" entre ellos.
Herrera Bravo, también nos daba su perspectiva de cómo debía ser el Consejo Consultivo " En el Consejo Consultivo tiene que participar solo el vecino organizado, no puede ser que entre a votar que el que pasó, vió luz y entró"
Las organizaciones vecinales y todos los habitantes que se volcaron a las reuniones que dieron contenido a la Ley de Comunas fueron los que le pusieron el espíritu a esta norma. Y por la lucha persistente de ciudadanos comprometidos con la descentralización se logró la primer elección en el 2011. Pero se enfrentaron a un obstáculo muy grande en su objetivo, la falta de voluntad política del poder central, que no es patrimonio exclusivo de este gobierno de turno.
El Gobierno de la Ciudad se niega a transferir las partidas presupuestarias que necesitan las comunas para funcionar y las dejaron sin oxígeno. Esto provoca en la sociedad la pregunta que el poder central necesita para avanzar sin anestesia ¿Para qué sirven las comunas?
El reciente proyecto para modificar la Ley de Comunas (1.777), enviado desde el Gobierno de la Ciudad a la Legislatura, con la firma de Macri-Larreta, recorta muchas de las actuales facultades. Por ejemplo, las de intervenir en materia de desarrollo social, cultural, deportivo y en defensa de consumidores y usuarios y la elaboración y planificación de políticas especiales (salud, educación, medio ambiente, seguridad, etc.).
Deja sin efecto la participación en la elaboración del anteproyecto del presupuesto anual de cada comuna. Y avanza sobre la participación vecinal recortando competencias a los Consejos Consultivos ya que no podrán participar en la elaboración del programa de acción anual ni en el anteproyecto de presupuesto y tampoco podrán controlar la gestión comunal.
Con esta modificación solo el Presidente de la Junta percibirá un haber por su función, los seis miembros restantes serán honorarios.
Para lograr su travesía -el PRO- necesita 40 votos. A partir de diciembre va a contar con 28 bancas propias.
El poder de contrapeso en las comunas tiene que estar en sus Consejos Consultivos, no importa si la junta la integran siete miembros o uno (creo que la experiencia de siete miembros no fue positiva). Lo que importa es que tengamos Consejos Consultivos fuertes, y hasta con decisiones que sean vinculantes con respecto a su junta comunal.
De esta forma más allá del partido que gane las presidencias , siempre que haya excesos, los consejos estarían allí poniendo su peso para equilibrar fuerzas. Esa es la verdadera democracia participativa y lo que más temor y resistencia genera en los gobiernos centrales, el poder vecinal.