
Un local de Villa Urquiza, entre las 5 mejores opciones para comer pastrón en la Ciudad de Buenos Aires
Este modelo de cocción es habitual en restaurantes de comida judía.
El pastrón o Pastrami es un tipo de comida que proviene de Europa del Este, impulsado por los judíos que arribaron a Estados Unidos a mediados del Siglo XIX y que luego se hizo popular en el planeta. En la Ciudad de Buenos Aires hay amplia variedad de restaurantes que lo ofrecen, y uno de los cinco mejores, está en Villa Urquiza, según un reciente ranking.
Se trata de la sucursal que la tienda Moisha Bakery tiene en el barrio, sita en Díaz Colodrero 2320. Allí, el pastrón es presentado como el "hot pastrami", un sandwich hecho con pastrón, pepinos agridulces, cebolla caramelizada y mostaza de dijon para comer en todo momento. Esta franquicia tiene, además de su sede urquicense, otras en Villa Crespo, Palermo, Recoleta, Belgrano y Núñez.
Otras opciones en la Ciudad son Mishiguene de Palermo, y Hola Jacoba, Dor Ratzon y El Chiri de Villa Kreplaj de Villa Crespo. Por esta razón, el hecho de que Moisha esté en Villa Urquiza le da un mérito distintivo, ya que es el único que se ubica un poco alejado de la zona tradicional gastronómica y comercial de la comunidad judía porteña, en Balvanera, Villa Crespo y Palermo.
Para realizar pastrón casero o pastrami se utiliza tapa de asado. Es necesario armarse de paciencia porque la carne tiene que tener un reposo de 10 días, pero precisamente esa maceración le da la clave para lograr su cocción única. Resulta ideal para comerlo en sandwiches.
El corte alcanzó estelaridad en esa escena de Cuando Harry conoció a Sally, cuando ella, Albright (Meg Ryan), hot pastrami en mano, finge un orgasmo en el salón de Katz´s Deli -templo del pastrami- ante la atónita y vergonzosa mirada de Harry Burns (Billy Crystal). Si bien Sally estaba dándole una lección a su compañero demostrándole que el clímax también puede ser falso, tan sólo un mordisco este sándwich de carne asada lentamente puede generar la misma sensación de placer, sin tener que recurrir a las artes del engaño.