Crónica de una obra: La ¿puesta en valor? de la estación Coghlan
El comienzo del Proyecto y su actualidad. La fallida mesa de diálogo con los vecinos en junio. Qué esperan los vecinos de la obra y qué les respondieron las autoridades del Gobierno de la Ciudad. Escraches a Mónica Dittmar, cara visible del reclamo.
Al igual que en la mayoría de los barrios porteños, Coghlan se formó a partir de su estación de ferrocarril, alrededor de la misma se fueron anexando casas, se fundaron clubes y plazas, y vivieron varias generaciones de vecinos.
Desde hace algunos años, los habitantes de Coghlan vienen exigiendo mantenimiento para su estación al Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, sobre todo en materia de iluminación, desagüe, estado del parque y el mantenimiento en general. Los reclamos son llevados adelante por la Asociación Civil Amigos de la Estación Coghlan (ACAEC), institución que agrupa a cientos de vecinos que están detrás de este reclamo.
El 18 de octubre de 2012, el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires anunció el proyecto “Puesta en valor de la Estación Coghlan” por un monto de $3.103.490, 89. Inmediatamente los vecinos solicitaron información a la Junta Comunal y que fueran consideradas las observaciones que ellos (quienes conocen mejor que nadie el terreno y sus necesidades) hicieron sobre el proyecto.
Así fue que consiguieron reunirse con la arquitecta responsable del Proyecto Alicia Aguilá y Juan Lavarello, coordinador de la UAC de la Comuna 12 (Unidad de Atención Ciudadana). Allí los vecinos plantearon que el proyecto no había sido consultado en el ámbito comunal y que era ilegal ya que no respeta la legislación vigente.
El 12 de enero de este año se convocó a una jornada de debate para dar a conocer el problema a aquellos que no estaban al tanto y discutir entre todos posibles soluciones. De ahí surgió la idea de que tenían que iniciar algo no solo a nivel comunal, sino que debían llevarlo a la Justicia, porque de otra manera no los iban a escuchar. Pidieron una reunión a la Junta Comunal 12 y no los atendieron. El único que se les acercó fue Basilio Sioutis (integrante de esta junta), que tanto en su rol de comunero como de vecino siempre ha estado presente acompañando el reclamo.
El 2 de febrero se juntaron las firmas para el petitorio “Obra inconsulta Plaza Coghlan: puesta en valor”, en el marco del Festejo del Aniversario del Barrio de Coghlan, con la intención de convocar a una mesa de diálogo abierta y participativa. Al momento todavía no se habían presentado los planos del Proyecto.
El 11 de abril los vecinos presentan en la Defensoría General de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires una solicitud de Medida Cautelar, con Acción de Amparo.
A raíz del amparo, en mayo, y por pedido de la Jueza María Larrea se llevó a cabo una inspección ocular en el área con la presencia de esta magistrada, y en la que también participaron los vecinos. Allí tomó nota sobre la situación de la obra y se decidió su suspensión. Se presentan los planos del Proyecto.
El 11 de junio hubo una mesa de diálogo en la Subsecretaría de Gestión Comunal y Atención Ciudadana. Asistieron, por la Subsecretaría de Gestión Comunal, el Director Eduardo Villar de la Subsecretaría de Espacio Público Comunal; Director General de Obras Comunales (DGOC) Arquitecto Guillermo Raffo; y la Directora de Proyecto, Alicia Aguilá (DGOC). Por otra parte, los vecinos amparistas: Dora Young; Mónica Dittmar; Gustavo Fossati; miembros de la Asociación Civil Amigos de la Estación Coghlan (su presidenta Evelina Rucci, y vice Mónica Ruggiero).
Ahora bien, lo que objetan al proyecto original los vecinos tiene varias aristas. Por un lado, el marco legal: el proyecto no ha sido consultado en el ámbito comunal, y la ley 1.777 indica que es competencia exclusiva de las comunas el mantenimiento y control del espacio verde. Además, la estación cuenta desde 2010 (logro también conseguido por los vecinos) con protección de Patrimonio Histórico, que no se estaría respetando debido a la alteración del ambiente que se provocaría con la obra como la plantean desde el ejecutivo porteño, pérdida de la identidad propia de la plaza y la estación, sobre todo, por la cantidad de hormigón que figura en el plano original presentado por el Gobierno de la Ciudad.
La obra en la actualidad se encuentra detenida hasta que la justicia se expida tras el amparo presentado
“Esa mujer”
El rostro que empapeló todos los postes de luz y esquinas de Coghlan en el último mes, bajo la leyenda “Esta es la vecina que frenó la obra”, es el de Mónica Dittmar. Nos juntamos a tomar un café con ella una mañana gris, a pasos de otra estación, la de Saavedra. Su preocupación no comenzó con las reformas en la plaza- estación Coghlan, sus luchas, dentro de los barrios de la Comuna 12, se remontan mucho más atrás. Como en la recuperación del Cine Teatro 25 de Mayo, y en llevar adelante distintas actividades culturales y sociales. A Mónica Dittmar le tocó ser el blanco de un reclamo que lleva adelante por muchos otros vecinos. Pero son muchas las personas dentro de la Comuna 12 las que conocen su trabajo.
A Dittmar estos reclamos la tocan de cerca: no sólo por su condición de vecina, sino también por su profesión de arquitecta y docente. En el 2010 inició junto a otros vecinos, bajo la consigna de preservar el espacio de la estación, un proyecto de protección histórica. Llevaron el proyecto adelante y lo consiguieron.
A raíz de los hechos de los últimos meses, su casa ha sufrido escraches y pintadas: “La conclusión a la que llega un vecino, sobre todo si nunca ha participado activamente, es que entonces si participás te puede pasar esto. Entonces claro, mejor es no participar”, aporta Dittmar. "Esto logra diezmar a los vecinos, los desgasta, lo importante es que la gente no se olvide de esta lucha. Porque ahora hay un malestar en muchas personas del barrio porque la obra está suspendida y el desgaste y ese malestar ahora juega en contra”.
Y sentencia "Lo cierto es que no hay vecinos que frenan las obras. La obra fue suspendida por un mandato judicial y esto sucedió debido a que el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires no termina por ajustar su conducta a la ley".
Entonces, me viene la pregunta ¿De qué hablamos cuando hablamos de puesta en valor?: “Al tener protección histórica, la intervención que hay que hacerle es la mínima posible. Puesta en valor quiere decir esto justamente, recuperar, restaurar y preservar el original y al mismo tiempo poder hacerlo más funcional. Osea que no es una puesta en valor sino un maquillaje”, me responde Mónica.
"Basta ver el resto de las obras llevadas adelante por el Gobierno de la Ciudad: los mismos escalones, los mismos maceteros, los mismos bicicleteros, los mismos playones de hormigón y bancos rectangulares también de hormigón, tienen un molde para hacer la ciudad, unificándola, sin respetar la identidad de cada barrio." explica.
En la actualidad, son varios los barrios en alerta por este tipo de construcciones. Agrupaciones como Basta de Demoler, se han autoconvocado en pos de la defensa del patrimonio histórico de la ciudad y de la identidad de cada barrio. “En aras del progreso o de la modernización, desde el Gobierno porteño, quieren unificar la ciudad. Pero para nosotros eso no es progreso”, afirma Dittmar.
Tal vez, baste mirar dentro de hospitales y escuelas, para pensar en éstos como un buen lugar donde comenzar a “progresar” y dejar de invertir tiempo y recursos en bloques de hormigón y postas aeróbicas.
CUESTIONAMIENTOS ARQUITECTÓNICOS
Los vecinos proponen replantear la dirección y dimensión de la escalera central y que sea tomada en cuenta la escalera histórica demolida, que contaba con las barandas características que comparten todas las estaciones del ramal. La escalera principal propuesta por el Gobierno porteño consiste en un gran playón de hormigón peinado y con escalones de un tamaño desproporcionado (sobre todo si se tiene en cuenta que un usuario quiere tener un acceso rápido y directo cuando se dirige a tomar un tren). Sumado a esto, el plano original propone un bicicletero en el medio del acceso principal a la estación, lo cual también entorpece el tránsito del usuario en su recorrido hasta el andén.
En cuanto a la rampa para el acceso para personas en sillas de ruedas, los vecinos piden que se considere su ajuste. La que se propone no conecta con el andén, sino que desemboca en otro camino, obligando a retroceder, por lo cual una persona en silla de ruedas debe ampliar su recorrido en zigzag. Esto constituye una barrera arquitectónica que no soluciona la conectabilidad con la estación. Además, las medidas de las rampas se estiman usualmente entre 90 a 1.20 mts., mientras que la propuesta por el es de 1.80mts. Esto quita espacio verde y la convierte a su vez en un lugar ideal para pasar con motos, a metros del espacio de juegos.
Respecto al plan hidráulico para el sector, recién el día de la mesa de diálogo fueron presentados los planos. Sobre el plan de riego, el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires no presentó propuesta alguna, pese a que fue otro de los reclamos de los vecinos.
En cuanto al mantenimiento del espacio verde, las grandes proporciones de hormigón que pretenden instalarse en la plaza no hacen más que ganar espacio en detrimento de zonas de pasto y árboles.
A todos estos reclamos, el Director General de Obras Comunales (DGOC), Guillermo Raffo, respondió que las diferencias son “subjetivas, cuestión de diseños, son temas ya debatidos y aprobados atendiendo a la voluntad de los vecinos”. Asimismo la arquitecta Alicia Aguilá, consideró que si bien se van a evaluar y revisar las propuestas esto no quiere decir que se va a demoler lo construido, ni volver atrás.
LA BIBLIOTECA
Ante el reclamo sobre la inundaciones que sufre la biblioteca que funciona dentro de la estación Coghlan, los funcionarios del Gobierno porteño se excusan afirmando que Ferrocarriles responde a Nación y en ese sentido ellos no pueden hacer nada por la estación, aunque sí por la plaza.